lunes, 26 de abril de 2010

Cerezos en flor (foto)

Ya han explotado los cerezos.

El 25 de Abril, como predijo Juan Luis.

Ahora, cuando en otras partes ya están asomando los frutos, es cuando los cerezos silvestres de Avellanosa comienzan a florecer.

Todo va aquí más lento, es verdad.

Pero cuando en el verano todo se vea seco y agostado por doquier, aquí continuaremos sumergidos en el verdor y durmiendo con manta.

Raquel, Ana y Luisa (fotos)



El ratón (fotos)



La semana pasada, mientras sacaba los panales de una vieja colmena que había muerto éste invierno, observé que un ratoncillo se había instalado en ella, royendo la madera y la cera.
Los ratones son capaces de destruir bastante material durante el invierno, a poco que uno se descuide.






No me gusta matarlos, así que lo solté, y en lugar de escapar corriendo, se quedó un rato en la hierba, despidiéndose del que había sido su hogar.




Durante la primavera pasamos mucho tiempo saneando y reparando el material que necesitaremos a lo largo de la temporada.

Es una tarea pesada, pero muy necesaria: A mejor limpieza en alzas y panales, mayor salud de las abejas...

En eso y poco más se resume la felicidad apícola.

Maia & Family (foto)


La pequeña Maia, que ya había visitado Avellanosa, quiso ésta vez conocer personalmente a su colmena.
Aquí posa rodeada de su familia: Aitona, aita, ama y osaba.

miércoles, 21 de abril de 2010

Algunos viajes

Hace varias semanas me encontraba haciendo la limpieza de primavera en casa, y, al quitarle el polvo a la Máquina del Tiempo (sin percatarme de que estaba encendida) moví la palanca del espacio-tiempo y de repente me encontré en pleno siglo XVII, mil seiscientos y pico, entre Flandes y Brabante.

Me tomaron por un invasor y tuve que esquivar los arcabuzazos de aquellos luteranos furiosos. Me salvó el manejo del florete.

Para colmo, requisaron la Máquina y tuve que penar hasta recuperarla.
Ansioso por volver a la Ilustración, maniobré precipitadamente y equivoqué la palanca, sumergiéndome aún más en el tiempo...

Aparecí en un monasterio cisterciense del siglo XII junto al Abad Fortunato y sus doce monjes primigenios.

En la caída la máquina se despistonó por los jarriforcios y tuve que reponer varias piezas. Pero no sabía que en la Edad Media las tiendas de repuestos cerrasen tan temprano!

Así pues, tuve que esperar. Haciendo tiempo, me acerqué al coro gregoriano del monasterio.
Como veía que su repertorio era bastante limitado, les enseñé varias canciones de la Mónica Naranjo y algunas jotas de mi cosecha, que fueron recibidas con la eterna división de opiniones:
Unos querían amordazarme, y otros echarme directamente al fuego.

Visto que un ambiente tan hostil no iba a resultar beneficioso para mi salud, decidí salir por el refectorio y ocultarme en el palomar.

¡Por fin pude regresar! Cubierto de guano, pero en casa al fin.

Amigos-as, ya tiene bastante trabajo escribir un blog desde el siglo XVIII, cuando ni siquiera se ha inventado el teléfono... Pero aún es más difícil encasquillándose en el tiempo cada dos por tres!

sábado, 17 de abril de 2010

Juan apicultor (foto)

Directamente desde Berlín aterrizó Juan para pintar un portillo con línea original y discontinua, estilo Bauhaus.
También escuchó de cerca el zumbido del colmenar...
Aprovechando que tenía el traje de astronauta, emprendió el vuelo raudo.
Buena suerte y buen apetito!

Cowboy de mediodía

Aquí tenemos a Juan Luis con su silla y sus arneses.
Así, bien pertrechado, cabalgará guiando al ganado a través de las llanuras durante muchas jornadas hasta llegar a Tucson o Belorado.

Ojalá fuera cierto!
Desde hace unas semanas las vacas han estado invadiendo nuestras calles y pisoteando nuestros huertos, dejando repartidas por todo el pueblo unas boñigas de considerable tamaño.

Hemos tenido que recurrir al mejor invento del Lejano Oeste: El alambre de espino.

De todos modos, hay que decir que una vez secas, éstas boñigas son un combustible muy apreciado por los apicultores, pues producen un humo blanco y poco irritante.

En nuestro colmenar usamos el combustible de "Chiquita", off course.

La Reina Miriam (foto)


He aquí la imágen de una reina prototípica del colmenar. ¡Hermosa, guapa!
Tiene el punto verde, propio de las reinas nacidas en el año 2009.
Las que nazcan éste año llevarán un punto azul.
És un código internacional. Los japoneses prefieren los años de punto rojo... Son muy patriotas.

Antes del 9 de abril no se pueden abrir las colmenas a causa del frío, pero en el monte ya van surgiendo las flores (primero el sauce, luego algunos brezos, y pronto los cerezos...)y las abejas se espabilan mucho.

En Avellanosa, por la altitud y la orientación, todo va con un mes de retraso respecto al mundo civilizado.

En mayo habrá que empezar a criar las nuevas reinas, las que llevarán toda su vida el puntito azul...

www.avellanosaderioja.es.tl

El joven Rubén Bartolomé, que ya es más alto que un poste, ha creado una estupenda página web (que figura en el título).

Es el órgano coordinador de nuestra Asociación de vecinos y amigos de Avellanosa.

Tratamos de actualizar la lista de socios para mantener informados a todos aquellos que quieran a éste pueblo (aunque vivan en Colombia o en Madrid, por decir algo).

El "pequeño" Rubén ya está preparando la fiesta de Avellanosa, allá por Agosto.

En la foto le vemos de rojo, junto al que saluda, que no es otro que su padre Felipe (Ingeniero de puertas y portillos).

Detrás, el Comité Senatorial de Avellanosa, compuesto por Juan Luis (Presidente de la Asociación)y el siempre elegante Romualdo (abuelo del muchacho).

Semana Santa en Avellanosa

La visita del panadero y sus amigos (foto)

Fernando (en el centro)tiene una panadería en Tirgo, donde cada día amasa buenas hogazas.
Aunque, por su parecido con Hemingway, también podría dedicarse a escribir novelas con mucha miga como "El viejo y el pan".
Ha recorrido varias veces el Camino de Santiago por una promesa que hizo. Cuando no está ni en el obrador ni en el Obradoiro, acostumbra a calzarse las botas y caminar hasta Avellanosa junto con su amigo Miguel Angel (a la derecha).
Éste es un juvenil jubilado que aún luce palmito. Y lleva esas modernas gafas de sol para evitar verse importunado por sus fans (muy abundantes en la sierra).
En ésta visita les acompañó Aurelio (a la izquierda), que es un bancario jubilado, que volverá por más miel.
El perrillo que sostiene Fernando pertenece a Miguel Angel y se llama "Tau" (éste año "Caja Laboral").
Es un perro con cara de murciélago, pero con mucho cariño para repartir, especialmente sobre las piernas de los apicultores, a juzgar por los rítmicos abrazos que me procuraba por debajo de la mesa.
Con la lengua fuera y los ojos fijos en "Linda" (mucho más alta que él), se pasó la tarde buscando un taburete.